La intención de los dueños al adquirir esta propiedad era huir de la ciudad a un entorno más amable que el entorno urbano de Madrid, a una distancia cómoda, y tener capacidad de albergar de modo independiente a su creciente familia. El terreno alberga varias casas (antiguas dependencias ganaderas), entre las que la principal, fue el objeto de nuestra intervención.
El diseño de la reforma de esta casa de campo fue sencillo. La estructura estaba creada, y se optimizaron espacios con pequeñas modificaciones en obra. Necesitaban habitaciones, infraestructura y amplitud para su numerosa familia. Apasionados del buen diseño, sensibles y diletantes, no querían una casa campestre, aunque sí un espacio menos formal que el urbano.
Nos concentramos en generar un ambiente cálido y apacible, que invitara al descanso y que dialogara bien con el frondoso jardín que rodea la vivienda.
Salpicamos sus salones de grandes piezas, de algunas herencias familiares, y algunas de las obras de arte que les han acompañado durante largos y emotivos años.
Algunos de los diseños que más nos identifican como BATAVIA, en nuestros ya largos años de andadura, fueron del gusto de los propietarios, como la butaca gris danesa original de mediados de siglo, diseño de Svend Skipper, las piezas de Eero Saarinen producidas por Knoll, y en otro orden de cosas, la mesa telar antigua de centro. Otras son nuevas incorporaciones en el salón, como el sofá rojo de Nanna Ditzel o la lámpara de pié de colores de Ettore Sottsass. Otras piezas presentes son las alfombras Earth de Nani Marquina, y la lámpara Mercer de Marset.
BATAVIA
BATAVIA
Belén Imaz