












A pesar de que cada proyecto nuevo es una ilusión para BATAVIA, los proyectos de ABATON los recibimos siempre con mucha expectación por las sinergias que se establecen en su desarrollo, y por el conocimiento mutuo que ya tenemos de los respectivos equipos. Este proyecto fue uno de esos casos. Aunque Montealegría no fue típico al 100% en nuestra colaboración con ABATON, y en algún sentido fue no habitual. Sí lo fue en lo que se refiere al trabajo de ABATON, pero en términos de interiorismo el cliente quiso algo más.
De este trabajo, destacaríamos varios aspectos que son diferenciales con respecto a otros: El color. Apasionado por el color, desde un principio, se nos transmitió que tenía mucho interés en que su casa fuera emocionante en este sentido, quería tener un ambiente en general más vibrante y que transmitiera emoción. Entusiasta también con nuestras piezas únicas COLECCIÓN BATAVIA, desde un principio tenía mucho interés en que estuvieran presentes en el proyecto –como así fue– y no de manera residual, sino dándoles presencia e importancia.
Aunque en general en toda la casa, la presencia del color es contenido, se plantearon distintos niveles para su aplicación. La zona de estar o salón comedor, la zona de trabajo y estar junto a la cocina, y la cocina. Se planteó una gradación en la intensidad y presencia del color, en relación inversamente proporcional al uso de las estancias, por tanto, la zona más usada, cocina es la que más color tiene y así en relación decreciente con el resto.
Piezas de mobiliario de DE LA ESPADA, o la icónica butaca Hunting chair de FREDERICIA diseño de Børge Mogensen de 1950, junto con otros diseños daneses ponen un poco el contrapunto a la profusión de elementos primitivos de la COLECCIÓN BATAVIA.
ÁBATON
BATAVIA
Belén Imaz